He recuperado mi autoestima. Bueno, en realidad nunca la perdí... Lo que he recuperado ha sido las ganas de fiesta. Sí, vuelven. Mery ha vuelto, ¡ha vuelto! Y la va a liar, ¡tiene la bilirrubina subidísima!
Más feliz que una lombriz como dicen algunos amigos locos que tengo por ahí sueltos, me siento optimista frente la vuelta de estas breves vacaciones. Si os soy sincera, me han parecido más de una semana. Será porque me he aburrido como una ostra. Sí, será por eso. Seguro.
Viendo videos de mi Duque y mi Catalina, tengo ganas de llorar. Pero en estos momento soy tan feliz (sin ninguna explicación específica y coherente) que no me sale llorar, ni siquiera por ellos dos. Sí, ya lo sé. Es una serie. Era, mas bien. Pero... son ellos. ¡y dejarme con mis depresiones paradisíacas!
Metamorfosis. Sí. Extrañísima sensación que experimenté el sábado entre las 18:25 y las 19:36. Llevaba toda la Semana Santa de bajona, una bajona rara de estas que me dan a mi. Y mi queridísimo amigo Mero me empezó a contar que había querido ir al club pero estaba cerrado y tenía ganas de estar en el jacuzzy pero que vamos, que él podría hacer un jacuzzy rápido y fácil en su casa.
¡Tichin! A Mery se le enciende la bombillita. Tenía toda la tarde libre porque mis amigas se habían ido al centro a ver ropa, y yo no soy tan masoca como ir a ver ropa que se que voy a querer comprarme y no voy a poder comprarme, entonces me quedé en casa.
Llené la bañera, y le eché jabón y aceite Johnson Baby. Puse música relajante, y me metí a la aventura.
UNA HORA. Una hora allí metida cantando en voz baja entre espuma y agua mezclada con aceite. Salí arrugadísima, sí. Pero me sentía rara. Liberada. No como la última vez que lo hice que puse el agua tan caliente que me dio una bajada de tensión y comencé a ver manchas negras hasta que se me nubló la vista, nunca se me olvidará.
¡NO! Esta vez fue diferente. Sonreía sin parar. Es más, discutí brevemente con mi madre y me estaba riendo. Metamorfosis. Una puñetera y agradecida metamorfosis...
Arreglé las cosas con quien estaba enfadada (ejem ejem) y salí de casa dispuesta a comerme el mundo. La verdad, me di con un canto en los dientes como todos los sábados, pero eso ya es otra historia. Queda la intención, que no es poco.
Y este finde espero que sea mucho mejor que todos los findes de meses atrás que no se por qué he estado aturdida, llorando y haciendo lo que viene siendo la gilipoyas. No, he perdido tiempo y paso de seguir así.
Me queda Martes, Miércoles, Jueves y Viernes, que espero afrontarlos con fuerza y personalidad, el viernes tengo examen de economía de recuperación y quiero comérmelo con patatas fritas. Así que desearme suerte en mi "resurrección" y no me hagáis voodoo.
¿Síndrome postvacacional? Sinceramente... ¡para nada!
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