sabato 27 aprile 2013

Recuerda que

Cuando esté confusa, y me aleje de tu mirada
y me esconda
entre esas chimeneas sin humo de las que tanto me oyes hablar
pero que piensas que no existen
"¿Cómo vas a subirte al tejado?"
E ignoras la posibilidad de mis encuentros
allá arriba,
recuerda que
eres como esos niños que no creían en hadas
solo que
esta vez
muere uno de mis locos
Dejaste de ser amor cuando le diste la espalda
a la magia
Hay mundos que se rompen porque personas se pierden
y no saben encontrarse
Y entonces
¿de qué sirve irse
si no vas a volver a ningún lugar?
O a ningún alma
Antes te gustaba escribir(me) poesía
me decías que me quedase tumbada en la cama
cogías algo sucio y lo hacías maravilloso
Eras creador
de magia y mundos
Eras Amor
(con mayúscula)
Y de esas chimeneas
tú eras el Rey
Te perdiste para encontrar(te) algo más puro
Pero es que
¿hay algo más puro que escribir a máquina directamente sobre el corazón?
(...)

lunedì 21 gennaio 2013

I can be your China Doll


Podemos colocarnos, cerrar las ventanas y tragarnos el humo; yo el tuyo y tú el mío. Podemos deslizar nuestras manos por las paredes y quemarnos las yemas de los dedos con una vela, sentirnos como estrellas de rock de décadas pasadas y escribir alguna gilipollez en el espejo. 
Podemos derretir vicios, sobrevivir a las noches, rasgarnos la piel y caminar sobre espaldas desnudas. Podemos no vestirnos, no conocernos, reinventarnos, hacernos daño, titularnos y no contarnos. No escribirnos. O no. Podemos posponer límites hasta llegar a abismos desolados y desiertos, buscando un último atisbo de aire que llevarnos a los pulmones. Podemos incendiar la habitación y esperar a quemarnos, desafiarnos haciéndonos pasar por personas importantes siendo unos don nadie. Podemos asfixiarnos en nuestras propias bocas y salvarnos del insomnio innato. Podemos crujirnos los huesos y beber alcohol, del que se usa para curar las heridas. Podemos actuar, gritarnos, retorcernos, odiarnos, pirarnos, no soportarnos, silenciarnos. Podemos llenar la bañera y ahogarnos, que el agua rebose, e inunde el baño, e inundarnos. Podemos atracarnos en otras vidas, tentarnos, caernos, rendirnos. Podernos bailarnos el agua.
Podemos hacer lo que nos de la puta gana. 
Sí, podemos.

martedì 1 gennaio 2013

Cosmic

Las palabras instalándose en la garganta y las piernas temblando al bajar del colchón.
Y uau, es todo lo que puede decir.
Quizá es toda la movida acampando en las noches, arañando su espalda con una fuerza brutal, y llamas saliendo de sus dedos.
Meteoritos cayendo alrededor de su cuerpo, a la vez que el hielo se introduce en su piel y el calor en sus venas.
Y así.
Un estallido, y un cosmic love que suena en el hilo musical de una casa sin amueblar.
Arquea su espalda en el vaivén de sus caderas, mirando la madera crujir. Un sinsentido en una melodía impuesta por aquellos que no sienten las notas de aquel contrabajo.
Es ver cómo la tinta de sus tatuajes habla por sí misma, y todos preguntan; ¿qué dice?, ¿qué significa?.
Y gritar al mundo que el mismo mundo se le queda pequeño.
Y susurrar que lo mismo la vida es un cover de otra historia mal contada.
Esa historia, tal vez.
Y, bueno, los párpados a veces cuentan más historias que los propios ojos.
Y así.
Y alguien que dice; gracias por marcarme, ahora sé que no eres como los demás.
Y así.
Y su cuello que pide que le muerdan. Y se retuerce.
Y sus piernas entreabiertas.
Y su boca.
Y así...
Cosmic Love - Florence + The Machine

domenica 14 ottobre 2012

Then the snow started falling.

Noche escuchando a Bon Iver en una cama deshecha, nicotina suspendida en el aire, el cuerpo boca arriba, los problemas relegados a las esquinas, y un poco de nieve en las pestañas. Pero no se derrite, no. Los hombros desnudos y las palabras en la lengua, las sábanas enredadas; el alma enredada. 
Decían que el día llegaría.
Pero aún son las 6:14.
Decían también que yo era una niña buena. 
Y ya ves.
La maleta estaba en el suelo, deshaciéndose y haciéndose a la vez. Y yo, mientras, me paseaba en ropa interior por los tejados. Como siempre, entre chimeneas sin humo.
Bien lo sabes ya.
Y esa luz que parpadeaba en algún tramo del pasillo, que te hacía susurrar un "Joder, me voy a quedar a oscuras...", ¡como si no ver acojonara! 
Encendiste el mechero y prendiste un cigarrillo.
Y el problema fue que tú sabías hacer círculos con humo. Y yo no.

venerdì 31 agosto 2012

Chasing Cars.

Hay cosas que no se olvidan.
Como la primera vez que amaste, o la primera vez que perdiste a alguien.
Joder, a mí me duelen aún cosas que pasaron hace años; y sé que me seguirán doliendo el resto de mi vida.
¿Qué hacer cuando hay algo que te persigue?
Somos vulnerables, las leyes de la vida nos duelen aunque desde el primer momento nos intenten preparar para ese final.
Pero duelen.
La vida nos enseña diferentes caminos pero somos nosotros los que tenemos la capacidad para elegir uno de ellos; si es el correcto o no, eso no lo sabemos.
Se aprende de los errores y de los aciertos; pero, ¿qué hay de aquellas cosas que no podemos controlar?, ¿realmente somos dueños de todo aquello que hacemos?, ¿elegimos el camino a conciencia...?
Pérdidas, ganancias. Todo se resume a eso.
El miedo a fallar, el miedo a sufrir.
Pero, ¿es que acaso hay vida sin sufrimiento?
Lo ideal sería que no, pero, ¿cuándo lo ideal ha ido de la mano de lo real?
Es demasiado confuso para resumirlo en unas cuantas palabras y unos cuantos párrafos.
Entonces, ¿qué hay que hacer con esta vida tan abstractamente redactable que nos ha tocado vivir?
Joder, demasiados incógnitos y muy pobres posibles respuestas.
Todo aquello que sentimos, ¿realmente vale para algo?
Porque sentimos tantas cosas que no podemos cambiar...
¿Es el ser humano, acaso, un arma de destrucción masiva?
Porque hay veces en las que dejo de creer en nuestra especie, pero luego existen personas que me llevan a otro mundo y me hacer pensar que realmente hay humanidad en el mundo.
Es todo tan confuso.
Joder.
¿Qué tiene que pensar una niña de diecinueve años acerca de la humanidad?
Se admiten sugerencias, tengo activado los comentarios en anónimo.
Qué difícil parece todo a veces, qué difícil parece decir te quiero, o te odio. Qué difícil parece amar a alguien.
O ver amanecer.
O apreciar la propia vida.
¿Por qué?
¿Por qué estamos encasillados en unas normas sociales que satisfacen a un bajo por ciento de la población?
Es difícil definir al ser humano.
Es más, si llegara algún ser de otro planeta y me preguntara ¿cómo sois?, a mí solo se me ocurriría decirle;
somos egoístas.
Pero aunque parezca ser fácil tener unos principios y vivir acorde con ellos, es difícil.
Y tanto.
Porque hemos llegado a un punto en el que tan sólo dejarse llevar ya es un reto.
Qué triste, ¿no?
Sí, es triste...

venerdì 8 giugno 2012

La próxima vez, me buscaré alguien más normal.

Derramó el café sobre los papeles, mirándome fijamente, retándome. 
Está bien, de todas formas, tampoco eran importantes.
La tercera noche consiguió abrir la puerta del tejado, y, contándome historias que nunca llegué a creer, me hizo el amor como nunca nadie antes me lo había hecho.
Decidió que el pasado no era importante, pero no entendió que a mí, eso de hablar del futuro, no me sienta bien. 
Nos gritábamos con frecuencia; a veces borrachos, superando los límites de coherencia que habíamos establecido con anterioridad.
Éramos raros. Nos odiábamos con tanta fuerza que el amor surgía en los vértices de nuestros cuerpos agudos y afilados, y dolía. Joder, que si dolía.
Porque sí, hablábamos largo y tendido sobre las probabilidades de que nuestros universos chocaran alguna madrugada de esas que nos daban por pasar juntos bebiendo tequila. Pensábamos en cómo arreglar el mundo, tumbados en el suelo mirando el techo a dos aguas de ese desván destartalado en el piso 43 de la calle sin nombre, y en los silencios la tensión era agotadora, era como el silencio con olor a destrucción que tiene lugar justo antes de que una bomba estalle en alguna de esas películas. Después, no voy a hablar de fuegos artificiales; de explosiones nucleares, tal vez.
Y nos curábamos las heridas tras hacernos daño, y se convirtió en mi kriptonita y yo en su mayor adicción, si..., es cierto... 
Me pasaba días y días con su camisa malviviendo, me paseaba delante de él mientras leía alguno de sus libros tirado en la cama, mirándome de reojo, a veces me decía; "Lo haces solo por joder."
Y era una de las pocas verdades que recuerdo haber escuchado. 
Solo éramos sinceros con la mirada, y con esas sonrisas que a veces salen huyendo de tu coraza y acaban en un estúpido suspiro mientras encoges los hombros, como diciendo; 'vale, está bien.., pero deja de mirarme así.'
Hablaba atándome con cuerdas invisibles, y parecía no recordar que éramos el mayor desastre creado por Dios. Yo no soy de esas, le repetía cada día, a cada hora, a cada minuto, a cada exhalo; 'yo no soy de esas..., ¿sabes?, yo no soy de esas.'
Quizás nos equivocamos al creer que éramos inmortales, al mover la cama al ventanal y quitar las cortinas coronándonos como los putos reyes del mundo, al seguirnos el uno al otro hasta los límites más peligrosos, al seguirnos el uno al otro saltando a los abismos de vidas varias.
'El futuro nunca llega cuando planeas cada segundo de tu vida', solía decirle, 'no intentes hacer de mí alguien que no soy; no me vestiré de blanco para ti.'
Y esa noche el universo estalló en miles de pedazos, de retales de una historia apoteósica, inverosímil, maravillosamente desastrosa, y jodidamente hermosa. 
Cerré los ojos y aguanté la respiración.
Y se fue diciéndome esa frase que he leído antes tantas veces por ahí;
 "La próxima vez me buscaré alguien más normal". 

Ahora sé que la felicidad es efímera, y que probablemente la única persona que te comprenda, te apoye en tus decisiones y te acepte, sin rencores, sin hipotecar sentimientos; seas tú mismo.
Y eso puede ser lo más amargo o lo más maravilloso de tu vida.


martedì 13 marzo 2012

Canciones..

Voy a contar aquella vez en la que me invitaste a acurrucarme en tu sonrisa, y yo te susurré; 
"Tan solo por esta noche, mañana ya no estaré por aquí... Eres sólo un chico. ¿Sabes? Las horas son diferentes historias contadas bajo esta tenue luz, porque nadie llama tras el dolor, simplemente todos quieren olvidar. Son confusos los segundos en los que los latidos dejan de existir, en ese breve instante, y el colchón parece el mejor sitio en el que desaparecer. Acompañado, o a solas. Y es que, a veces, debes pasar página..."
Pero, como ya sabes, esta niña loca se encogió de hombros, porque, ¡qué mas da!, las sonrisas al anochecer son el mejor recuerdo que puede acompañarte en tu viaje, alzar los brazos, cerrar los ojos y decir algunas palabras sin sentido. Como, por ejemplo;
"A partir de ahora seremos el Equipo A..., juntos. Descalzos, puedo dejarme llevar si quieres en esta habitación, a la luz de la luna, balancearme tarareando una simple melodía, mientras pides sonriendo que la noche jamás acabe, y yo te pido; por favor, no me mires mientras bailo..."
Y después, reímos. Reímos como nunca antes habíamos reído. Reír cura las heridas, reír durante horas y horas; y eso hicimos, mientras allá fuera todos parecían estar aturdidos; perdiendo el tiempo construyendo emociones sin llegar a sentirlas, mientras tú y yo nos fundíamos en uno y jurábamos sentirlo juntos, y aún puedo sentirlo ahora..., porque sigue sucediendo al recordar esa noche, puedo jurar que el mundo gira locamente encendido cuando pienso en ti.
Y te hice creer que el amor puede nacer a lo bestia, en un sencillo fragmento de segundo, pero nunca me gustó dibujar corazones, así que, ¿recuerdas?, tras el te quiero te dije; "Oh, eres tan ingenuo..." 
Pero debo confesar que, seguramente, una parte de mí se dejó caer tras el eyer liner y el rojo de mis labios; una parte, quizás, más dulce. Yo notaba la implicación consumiéndome al ir pasando las horas, una extraña sensación entre tus brazos cerca de las cuatro de la mañana, quizás nuestro flaco amor luchaba contra mí, en un acto desesperado, mientras sin darnos cuenta estallaba el fuego en el tercer bar.
Todo parecía cambiar en cuestión de segundos; nuestras vidas se hicieron y se deshicieron un millón de veces esa noche, como nuestros cuerpos se entrelazaron y se separaron otras tantas. Las sábanas parecían a veces frías y otras calientes, la almohada recogió alguna lágrima, y al escucharme, simplemente me abrazaste diciéndome; "Cariño, déjame cantarte una canción.."
Y, supongo que esto te sonará extraño, pero fue la mejor canción escuchada en mi vida aunque tu voz fuera la peor voz del mundo entero. Pero allí estábamos, dos almas perdidas que no se encontraron, directamente se chocaron de frente pues iban a doscientos por hora con los frenos jodidos.. Y esa colisión, déjame decirte que ha hecho de mí alguien desgraciado y afortunado a la vez, pues mientras tú seguías cantando en susurros, estuvimos bailando lento en una habitación ardiendo durante algún tiempo, siendo conscientes de nuestra fuerte bipolaridad y que tras el amanecer nos encontraríamos a kilómetros de distancia el uno del otro, pero nos daba igual porque aquella noche era todo lo que teníamos, como te dije al aceptar la invitación cuando tan sólo estaba atardeciendo. 
Y es que, ojalá pudiésemos haber sido jóvenes para siempre, pero la realidad siempre llama a la puerta tras los besos más dulces y guarros, y las promesas se desvanecen dejando tan solo un rastro de desilusión. ¿Ahora entiendes por qué fui tan dura...? Para mí lo fácil hubiese sido haberte dicho, simplemente; "deseo poder verte pronto", como una especie de juramento en el que firmo tras asegurar que te esperaré para siempre. 
Pero la noche poco a poco llegaba a sus últimos instantes, y yo debía de volver a casa tras las tostadas y el café. Es extraño, porque recuerdo ese sentimiento de sentirme en mi hogar rodeada por tus brazos. Sí, tu pecho era como mi casa. 
A una hora del amanecer decidimos subirnos al tejado, sin decir una palabra y bajando la mirada tres veces cada minuto, la evidencia del final era tan clara como la que me atrapó horas antes cuando el amor simplemente se estableció en mi interior asegurándome no irse jamás. Y, sentados allá arriba, sobre tejas viejas y entre chimeneas sin humo, me volví a acurrucar entre tus brazos, tu sonrisa, y tu simple manera de hacerme sentir única con palabras tan poco originales como; mi pequeña niña...
Aquella última hora de noche fue, tal vez, la más especial de todas. Porque no nos gritamos, ni nos tiramos trastos a la cabeza, tampoco hicimos el amor en esa hora ni nuestros labios se rozaron siquiera. Pero fue el momento en el que me sentí más cerca de ti, quizás porque era consciente de que con los rayos de sol todo acabaría y los sueños que, sin querer, nacieron a lo largo de esas horas dentro de mí, morirían deshaciéndose en cuestión de minutos. 
Porque, cuando me encontraste supe que todo aquello iba a ser diferente; por eso no dejé que ninguno de los dos la jodiera. Me dijiste tantas veces "soy tuyo", y yo siempre te respondía; "yo siempre seré, de alguna forma, tuya."
Como todo en esta vida termina, la noche terminó y el sol llegó llenando de luz nuestros cuerpos, el cuarto en el que vivimos todo nuestro amor parecía distinto cuando bajamos del tejado. Cogí mis zapatos y mi abrigo, sabía que un gran avión me esperaba al otro lado de la acera allí donde habitaba la realidad y lo contrario a la ácida felicidad compartida de aquellas horas contigo, y aunque me costara hacerlo sin ti, la decisión estaba tomada.
Y, como barcos en la noche, nos alejamos, viendo como la luz del otro se volvía más pequeña y débil en la lejanía lentamente, hasta que simplemente nuestras luces desaparecieron. 
Perdón por el atrevimiento, pero he de decirte también que a día de hoy, tal vez, te echo de menos. Sé que has sonreído tú también al recordar las locuras de aquella noche, todos esos momentos en los que el mundo parecía que iba a estallar y que nuestras vidas iban a durar para siempre. Aquellos planes que decíamos tener, aquellas ganas de arreglar el mundo y compartir mil amaneceres más, aquel deseo de caminar lejos..
Podría preguntarte dónde está ahora todo eso... Quién eras tú, quién era yo. Quién eres ahora, después de tantos años, cuál es tu nombre. Pero nuestros mundos son mundos aparte, existen en universos paralelos como dos líneas rectas e infinitas que tan sólo se cruzan una vez en todo su recorrido.
Si, supongo que esos somos tú y yo..., tan solo dos desconocidos que una noche descubrieron un pequeño infierno entre cuatro paredes, que pudieron amarse a partir de un par de horas, y que desde aquella vez tienen problemas para dormir, pues al final de cada noche se sientan frente a la ventana mirando los barcos llegar..

giovedì 23 febbraio 2012

La Bruja de Portobello

¡Es todo tan simple y a la vez tan complicado! Simple, porque basta con cambiar de actitud. No voy a buscar más la felicidad. A partir de ahora soy independiente, veo la vida con mis propios ojos, y no con los de los demás. Voy a buscar la aventura de estar viva.
Y complicado: ¿por qué no voy a buscar la felicidad si la gente me ha enseñado que es el único objetivo que merece la pena? ¿Por qué me voy a arriesgar a tomar un camino que otros no se arriesgaron a tomar?
Después de todo, ¿qué es la felicidad?
Amor, responden. Pero el amor no da, y nunca ha dado felicidad. Todo lo contrario, siempre es una angustia, muchas noches en vela, un campo de batalla, preguntándonos si estamos haciendo lo correcto. El verdadero amor está hecho de éxtasis y agonía.
El dinero da la felicidad. Muy bien: entonces todas las personas que tienen el dinero suficiente para vivir con un altísimo tren de vida podrían dejar de trabajar. Pero siguen más nerviosas que antes, como si temieran perderlo todo. El dinero da más dinero, eso es verdad. La pobreza puede provocar la infelicidad, pero al contrario no es cierto.
He buscado la felicidad durante mucho tiempo de mi vida; ahora lo que quiero es alegría. Yo quiero placer. Quiero estar contenta, ¿pero felicidad? Ya no caigo en esa trampa.
Cuando estoy con un grupo de personas y decido provocarlas mediante una de las cuestiones más importantes de nuestra existencia, todas dicen: "Soy feliz."
Sigo; "¿Pero no quieres tener más, no quieres seguir creciendo?" Todos responden: "Claro."
Insisto: "Entonces no eres feliz." Todos cambian de tema.
Todo lo que nos rodea es el Deseo Universal. No es la felicidad; es un deseo. Y los deseos siempre son incompletos: cuando se realizan, dejan de ser deseos, ¿no?

(...)

- Lo tienes todo y has luchado por cada pulgada de tu territorio. Ahora mira tus lágrimas. Mira tu cara, y la amargura que refleja. Intenta mirar a la mujer que está en el espejo; esta vez no te rías, intenta comprenderla.
¿Cuál es el secreto de la vida? Llamémosle "gracia" o "bendición". Todo el mundo intenta estar satisfecho con lo que tiene. Menos yo. Menos tú. Menos unas cuantas personas que, desgraciadamente, tendremos que sacrificarnos un poco, en nombre de algo mayor.
Nuestra imaginación es mayor que el mundo que nos rodea, vamos más allá de nuestros límites. Antiguamente, lo llamaban "brujería", pero menos mal que las cosas han cambiado, o ahora ya estaríamos en la hoguera. Cuando dejaron de quemar a las mujeres, la ciencia encontró una explicación, normalmente llamada "histeria femenina"; aunque no cause la muerte por el fuego, acaba provocando una serie de problemas, sobre todo en el trabajo.
Sin embargo, no te preocupes, pronto la llamarán "sabiduría". 

(...)

- ¿Él me ama?
- Tu pregunta es equivocada. Lo que necesitas saber es si estás en condiciones de darle el amor que él necesita. Y lo que venga o no venga será igual de gratificante. Saberse capaz de amar ya es bastante.
Si no es él, será otro. Porque has descubierto una fuente, la dejaste correr y ella inundará tu mundo. No intentes mantener una distancia segura para ver lo que pasa; tampoco intentes estar seguro antes de dar el paso. Lo que des, recibirás, aunque a veces venga del lugar de donde menos te lo esperas.


Paulo Coelho
La Bruja de Portobello

giovedì 26 gennaio 2012

Like ships in the night.

Es esta noche en la que los sentidos se destiñen y los pensamientos vagan libremente por hojas de papel, algunos agonizan en un último suspiro mientras otros llegan a su éxtasis más intenso, y los recuerdos pasan uno tras otro como diapositivas en la mente, respirando segundos de existencia, nacen y mueren, tienen propios sentimientos encontrados, que chocan con la realidad y lo materialmente posible. 
Correr con los ojos cerrados y sentir el aliento de quien en la nuca, cálidamente helado. Entregarse a un abrazo; dejarse caer en unos brazos que no son del todo seguros. En la noche en la que se para el tiempo, y a veces todo parece más confuso, y otras veces las dudas se evaporan; se resbalan entre los dedos y rompen contra el suelo.
Y, ésta soy yo en algún punto del universo esta noche, vagamente perdida en un abismo temporal; pasando de puntillas por puertas varias borrando las ausencias y las presencias, suspirando con una media sonrisa por aquí cerca. 
Y, ahí estás tú, que me miras desde un sitio privilegiado, desde donde puedes ver cada milímetro de mi cuerpo y mi alma, desde donde puedes notar la temperatura de mis manos y adentrarte en mis pensamientos como si fueras parte de mí, sin apenas conocerme.
Es ésta la noche en la que el cielo parece más oscuro e infinito, los sentimientos se magnifican a una temperatura de algún grado bajo cero, y la belleza del hielo entre la piel y el mundo es apreciada por dos almas perdidas, que de imprevisto colisionan en el tiempo y el espacio haciendo estallar las alarmas de emergencia.
Es éste el momento en el que me dejo vencer por todo aquello que descubro en el tiemble de manos y en las palabras duramente frías, en el que me dejo caer por la calle más hostil dispuesta a salir con vida, reconociendo todo aquello que hace que mi piel se erice, todo aquello que me produce algo más allá que indiferencia...
Estallar riendo y gritando; Somos políticamente incorrectos.

lunedì 16 gennaio 2012

When everything is out you gotta take it in.

Cuando conoces a una persona, nunca sabes qué puedes encontrar tras ella. Puedes imaginar actitudes, rutinas, manías. Su pasado, tal vez. Pero nada te asegura cómo será en los momentos límites, cómo actuará en ciertas ocasiones. 
Cuando alguien nuevo llega a tu vida, no sabes en qué se convertirá, cuánto tiempo se quedará a tu lado. No lo sabes, y esa sensación de ignorancia absoluta sobre la persona que tienes enfrente, a veces es incómoda, y otras produce impaciencia. 
La vida transcurre, personas van entrando y saliendo de nuestra propia historia; la mayoría llegan con infinitas expectativas y se van dejándonos una gran decepción. 
Los años van pasando; pasan por todos nosotros. Pero, aunque así sea, la moralidad no siempre va al lado de ellos. Por eso digo que, cuando conoces a una persona, no sabes qué puedes encontrar tras ella; a veces incluso cuando esa persona lleva años en tu vida, sigues sin tener ni idea de lo que su interior esconde, aunque quieras pensar que jamás te fallaría; a ti, a una tercera persona, o incluso a sí mismo.
Porque, cuando alguien llega a tu vida, y te importa, tienes que creer en esa persona, aún estando a ciegas, aunque te llamen ingenua, porque si pierdes esa Fe en las personas, perderás parte del sentido de la vida.
Todos necesitamos creer en los demás, creer que los buenos siempre vencen a los malos. Y cuando esto no pasa, evaluar los hechos y replantearnos el papel de quién en la historia. 
Todos necesitamos creer en que las cosas van a ir bien, en que la persona que amamos nos ame, en que todo lo que hemos hecho bien sea valorado, en que las personas que nos han hecho daño y queremos, cambien.
Pero hay veces en las que hay que aceptar que la vida también son errores cometidos, propios o ajenos, son decepciones y finales dolorosos. 
Y, aún aceptándolo, no perder en la esperanza de que todo irá mejor a partir de nuevos comienzos.
No perder la esperanza, ni la Fe, jamás.