venerdì 17 settembre 2010

Svegliarsi la mattina.

Mi gran fuerza de libertad colisiona con mi sed de amor sobre un mar de caos sereno y joven. La libertad aborda tantas perspectivas que a veces me da miedo tantear el terreno, y otras piso fuerte pues creo saber lo que quiero. Es difícil tener pensamientos propios y hacerlos respetar, es difícil encontrar a alguien compatible, alguien contradictorio, quizás, como yo. No busco, mi mirada para y repara en detalles que van mas allá, te miro pero apenas te veo, te veo pero ni siquiera te miro. Me lees y no me entiendes, y te da igual, y yo decido volverte loco.
Vuelvo a pensar en la relatividad de la libertad y sobre lo que cada persona espera de ella. Seguramente mi concepto irá cambiando a lo largo de mi vida, seguramente escritores o incluso personas de mi entorno harán cambiar este concepto sin que yo apenas me de cuenta, aún así espero que esto no pase, pues mi idea de libertad es bastante clara y aún así debo aceptar que también algo abstracta.
Ya no hablo de la libertad, sino de mi libertad. ¿Por qué me limitas cuando tengo ganas de darte un beso o por qué me obligas cuando ni siquiera quiero hablarte? ¿Por qué hay días que soy espontánea y otros racional? ¿Por qué hablo de un tú que no existe? ¿Por qué pregunto por qués cuando no quiero saber las respuestas?
Después de aquel momento de inseguridad que fue seguido de una decisión irrevocable, constatada de un arranque de valor y aún así no supera la categoría de chorrada, me siento más segura. Es posible que, sin darme cuenta, zarandeara mundos ajenos, pero asenté unas cuantas bases del mío, y aunque suene egoísta, era justamente lo que necesitaba.
Me encuentro frente a un ventilador viejo, en una calurosa noche de septiembre a las tantas de la madrugada. En poco menos de una hora amanecerá hacia un día mas alejado del verano que se pierde en la infinidad de esa esquina, y me deja recuerdos y sentimientos que agitan mi alma, mi mente, y mi corazón.
Las estrellas reposan suspirando sus últimos destellos de existencia en esta noche, mis latidos se ralentizan, mi subconsciente prepara mis sueños, mientras debate con mi mente si mañana podré recordarlos o no. Mi alma está tan, tan tranquila que, tumbada, mira mi cuerpo mientras duerme. En estos útimos segundos de noche recuerdo y pienso, y sonrío y me calmo, para luego excitarme y nuevamente calmarme, y locamente vagueando entre las nubes de tu mente pues esta noche sin lugar a dudas me colaré por tu ventana.
Ser yo, mis salidas y mis entradas, es uno de los puntos de mi propia libertad.

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