giovedì 23 settembre 2010

Verso y prosa.

(...)
¿Dinero? Cariño es lo que yo quiero,
dice la copla. ¿Aplausos? Si, pero no me entero.
¿Salud? Lo suficiente. ¿Fama?
Mala. Pero mucha lana.
Da miedo pensarlo, pero apenas me leen
los analfabetos, ni los obreros, ni
los niños.
Pero ya me leerán. Ahora estoy aprendiendo
a escribir, cambié de clase,
necesitaría una máquina de hacer versos,
perdón, unos versos para la máquina
y un buen jornal para el maquinista,
y, sobre todo, paz,
necesito paz para seguir luchando
contra el miedo,
para brindar en medio de la plaza
y abrir el porvenir de par en par,
para plantar un árbol
en medio del miedo,
para decir "buenos días" sin engañar a nadie,
"buenos días, cartero" y que me entregue una carta
en blanco, de la que vuele una paloma.
Blas de Otero.
Miedo, me desnudé de él.
Cuento los días inconscientemente, escucho una canción que no debería de escuchar, y una sonrisa se apodera de mi cara sin que yo pueda evitarlo, tras una frase sencilla.
Sinceridad, me calcé sus botas.
Vuelvo a abrir los brazos en libertad, vuelvo a tener ganas de llegar a casa. Quisiera abrigarme con una bufanda y un gorro de lana, quisiera examinarme sobre Heráclito y Parménides mañana mismo.
Leo poesía, esquivo el mal humor. Se rompen cristales a mi alrededor, montañas de colillas en los ceniceros, páginas que un día estuvieron en blanco, inundadas de letras que no dicen nada pero que me hacen sentir mejor.
¿Tiemblo? Solo al...

Nessun commento: