Duelen cosas que tal vez no deberían de doler. Cabeza loca, corazón perdido. Noche que no acaba nunca, o quizás noche que no quiero que acabe. Sentirse mal, sentirse bien. Las canciones van pasando, ninguna me parece lo suficientemente perfecta, y aún así todas me hacen derramar alguna lágrima, alguna sonrisa. Sentimientos a flor de piel, locura reprimida en un par de números que indican un carnet de identidad. Mirar atrás, mirar hacia adelante. Tener tanto miedo, tanto, tanto, que se busca la manera de salir huyendo por la puerta de atrás. Dudas. Calma. Dudas. Calma. Tranquilidad. Nudo en el estómago. Todo pasa. ¿Cosa de ese par de números? No, creo que toda esta mierda sigue permaneciendo por mucho que pasen los años. Las féminas somos así. Subo el volumen. Echo de menos las noches tirada en la cama escuchando música con los auriculares. Castigarse a una misma. Lo peor es cuando no hay ninguna razón para estar mal y aún así lo estás. Es mucho peor. Algo no va bien, y no saber qué es ese algo produce una sensación de inseguridad insoportable.
Desequilibrio. ¡Pobre desequilibrada! Hay días que me miro en el espejo y no me reconozco. Otros, sin embargo, me dan ganas de abrazarme a mí misma. Un desacuerdo entre dos partes de mi yo que no se conocen lo suficiente como para tomar una decisión a medias. Dramática. Liberal. Suceptible. Sensible. Fuerte, a veces. Insegura. Todo son contradicciones. Y me hacen daño las noches que me paso pensando, reflexionando. Suspirando. Sin ninguna razón aparente, pero millones de hechos que me atormentan. Mirar a los demás, comparar personalidades o relaciones que no debería de comparar, pero aún así lo hago.
Deber. Río. No deberíamos de hacer tantas cosas, y deberíamos de hacer tantas otras. No quiero que llegue el día en que te diga "Me arrepiento de... Perdóname." Pero, ¿sabes qué? Tampoco quiero que me lo digas tú a mí. Porque eso supondría hacer daño, y no me gusta hacer daño a las personas que quiero.
Y no es nada especial, pero eso me hace estar mal.
Las seis menos nueve minutos de la mañana, reportera de sentimientos.
3 commenti:
Odio que no haya ninguna razon para estar mal y estarlo.
Me siento very identidicada!
Te acuerdas esa conversacion que tuvimos en el Vivero hace unos dias? Pues ratifico lo que dije de que vas a ser una gran periodista, sigue asi!
Srta. Cavalli!! cada dia me enamoro mas de tus letras! alguna vez ponte a escribir ebria.... si leere asi es una pasada... no me imagino escribiendolo... jaja un besin Peke.
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