Nunca llegué a pensar que escuchar a alguien hablar en un idioma en concreto pudiera relajarme. Sin saber lo que dice. Escuchando cada tono, la entonación. Los giros, los acentos. Y respirar profundamente, e incluso los problemas desaparecen. Los sentimientos revolotean dentro de mi intentando buscar un modo de escapar que no sea demasiado brusco. Tuturuturututu. Cantan en mi. Y yo sonrío. Tuturuturututu. La melodía se une. Y yo floto. Ahora que me siento bien... Intento traducir. ¿Me siento bien? Ahora si. Sencillamente. Traduzco, y sonrío. Tengo ganas de ti. Sigo. Tengo ganas de estar aquí contigo. Mezclo. Vuelvo a sonreír. Me han entrado ganas de gritar asomada al balcón. ¿A la luna llena? ¡Al mundo entero! Miro mi cama. Jaula de sueños, muchos que no recuerdo y que nunca llegaré a recordar a pesar de haber estado en mi mente. Como el amor. Oh, no. El amor no está en la mente, está en el corazón. Como tú, como yo. El amor tiene muchas caras. Sigo flotando, incluso puedo atreverme a decir que vuelo. Hoy es una noche especial. Ni me siento mal, ni me siento bien. Eso sólo son canciones. Indiferente. Idealista quizás. "A tu edad se es muy idealista, yo también lo era" No creas que me olvidé de aquella charla.
Suspiro. Chiquilla. Suspiro. Niña. Suspiro. Mujer. Suspiro. Yo.
Esta noche soñaré contigo, pero eso ya es otra historia.
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