Tu también lo prometiste.

Yo sola en el videoclub como las típicas solteronas desesperadas protagonistas de películas románticas americanas buscando justamente eso, una película romántica americana que me ayude a soñar mejor esta noche con el equilibrio perfecto en mi vida.

Algo absurdo agarrarnos a películas con guiones que no están hechos para la vida real, con hombres guapísimos de ojos azules que se enamoran perdidamente de tí. No bonita, esas cosas no suelen pasar.

El amor. El amor me hace sentir rara, me hace llorar a veces pero también me hace sonreír. Me hace volar, me hace caer. Sentirme insegura. Tremendamente insegura. Jodidamente insegura. Temblar. Cerrar los ojos y no querer abrirlos más. Esconderme entre mis sábanas, querer esconderme entre las tuyas. Volver atrás. Mirar hacia adelante. Levantar la cabeza y bajar la mirada a menudo. No saber nada e intentar saberlo todo. No. María, no. Eres una caprichosa, ¿sabes? Una que antes no era así. Una que ha cambiado, y a peor, que es lo peor de todo.

Y cuando no te tengo todo se vuelve más triste, y luego me golpea la felicidad al reír contigo. Un golpe bajo, que me hace dudar cuando ya había tomado una decisión. El amor. Tan complicado que me da vértigo. No quiero amar a nadie más, incluso no quiero amarte a tí. No quiero amar, y punto. Quiero dejar el amor, quiero tirarlo a la basura. Mi vida no es una película romántica americana, seguramente no tenga final feliz. No quiero que me hagan daño y no quiero hacer daño a nadie más. No quiero olvidar pero no quiero recordar. No quiero nada. No quiero nada. No quiero absolutamente nada porque no quiero querer nada.

¿Gritar ayuda? ...alguien me está tapando la boca.