Siempre hay un punto de partida y un punto de llegada.
En medio de la noche tu mente se tropieza con pensamientos encontrados y recuerda alguna parte de ti que se quedó hace algún tiempo atrás.
Supongo que las sonrisas más sinceras son las que se dibujan en tu cara cuando estás sola y no tienes que mostrar ante nada ni ante nadie que estás bien..., no actúas, no demuestras, tan solo es eso; te sientes bien. Aunque probablemente sea algo efímero. Quien sabe.
La vida es una sucesión de momentos, algunos buenos, y otros no tanto. Pero cada uno de ellos importa, te enseña; maduras, cambias, evolucionas. Seguir adelante; a veces llorando, otras riendo, y otras con los brazos cruzando pensando; pero, ¿qué mierda es esta?
Es curioso todos los estados que puedes llegar a alcanzar en unos pocos días; sentirse feliz, insegura, vencida, confundida, desolada, sola, enfadada, terriblemente enfadada, decepcionada, absurda, nuevamente enfadada, algo desquiciada y finalmente... ¿impaciente? ¿extrañamente..., segura? ¿Tal vez fuerte?
Y darle al play nunca me había hecho tanto bien, porque en el momento en que te dejas caer en brazos de la autocompasión; estás perdida. Ser salvada por una misma deja ver cómo eres; y probablemente esta forma de ser me siga trayendo problemas durante muchos años..., la verdad, no lo sé.
Me siento preparada para el gran golpe, aunque no dejo de pensar que todo iría mejor si la batalla terminase y dejase paso a una tregua. Pase lo que pase, probablemente duela igual; antes, o después.
Esta es la primera noche en la que en mi almohada no llueve de un tiempo a esta parte, y no sé si será malo o bueno..., pero a mí me vale.
1 commento:
como siempre me encanta tu post :)
Además tus entradas, formas de escribir, siempre me recuerda en algo a Moccia, nose bien por qué...
☮☮☮
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