giovedì 25 novembre 2010

Naive.

Es como acumular la tensión que se palpa en una noche sin fin, improvisar sobre una piel pura y tersa, saber qué dice una sonrisa sin necesidad de entablar conversación, más allá de lo banalmente común, más allá del límite de la propia realidad aturde a quien no ama la normalidad, impulsos conducidos por latidos de un corazón demasiado joven para no retarle, ingenuo, quizás, suficientemente fuerte, peligrosamente activo, sensualmente acelerado, como una mirada a quemarropa y un silencio a medias, un atisbo de seguridad que se funde en el deseo de lo incomprendible, de lo inalcanzable, de lo infalible, en el filo de lo ético, de un pasado, de un futuro, un presente que no existe pues cada segundo dura menos entre unas manos firmes que tiemblan, tras una máscara de pestañas en una mirada a través de un espejo de tres dimensiones, perderse en una cuarta dimensión y resucitar entre desconocidos y lejos de tu cama, caminar en la suave brisa que emanan unos pies descalzos sobre un cielo demasiado gris, sutileza de Dios, caer rendida ante un agua no bendita, tras la última fracción de segundo he de decir; oh you're so naive yet so...
Y abajo el telón...

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