lunedì 29 novembre 2010

Porque cuando lo hago, llueve.

Hay días en los que no soporto que nadie me hable, me mire, esté cerca de mí. Hay días en los que estoy segura de no querer seguir adelante con nada. Hay días que deberían de estar tachados de mi calendario por una fuerza divina, solo para no verme triste.
Hay personas que jamás deberían de haberse cruzado conmigo, y otra que jamás se había debido ir.
Hay días en los que no debería olvidar cómo soy en el fondo, y otros tantos tratar de olvidar mi complicada personalidad. Hay días en los que tendría que desconectar de todos aquellos pensamientos que me preocupan, aquellos recuerdos que aún a día de hoy hacen mella en mí. Hay días en los que el miedo me hace más fuerte, y otros en los que me hace tan pequeña que apenas puedo responder.
Hay días, como es hoy, que el tiempo pasa lento, y el silencio gobierna mis segundos. Mi cama, me abraza y nunca me deja sola. Mis notas, escritas con una mano temblorosa, de quince, dieciséis, diecisiete años, me muestran el camino que hay delante de mí, me muestran cómo soy, mis más y mis menos, mis defectos y mis virtudes, lo que he pasado y cómo debo actuar en un futuro.
Y es el silencio, y es en el silencio en el que me sincerizo ante lo invisible, en el que hablo con miedo, con seguridad, con tristeza, con desorientación... Y es el silencio el que me calma, el que me empuja, el que me hace estar sola, seguir sola, levantarme sola. Ante el que derramo alguna lágrima, y él, incansable, valiente, sigue ahí, no me abandona, y me escucha gritar, me ve llorar, y no hace nada más que escucharme. Profundo, como si me encontrara en medio de la nada, estando en el centro de la ciudad. Y no siempre encuentro respuestas, pero al menos lo intento.
Porque mis planes nunca son responsables, y mis espectativas siempre son siderales, porque soy inconformista, porque siempre espero más...
Y no soy como creen, no soy como creo, no soy como crees, y probablemente camino continuamente en sentido contrario. Probablemente no sepa nada acerca de nada, pero intento saber algo más valioso que lo que puedan enseñarme en las clases de LA vida, que precisamente..., soy yo.
Estoy segura de que a todos nos surgen preguntas sobre nuestras propias vidas, preguntas imposibles de responder con "experiencia", y nos asaltan tanto a los veinte, como a los cuarenta... Quizás el sentido de una vida con metas superficiales, ¿qué hago yo aquí...? O tal vez un por qué que nunca llegó, porque nunca te paraste y trataste de saber la respuesta, porque seguramente jamás nos escuchamos a nosotros mismos.
Y tanto desorden, tanto orden, un profundo y caótico resquicio de ira, tal vez; y querer escapar de esas cadenas, y llegar a ser Libre...
Tras un libro abierto, perderme en un capítulo que no era apto para mí...

giovedì 25 novembre 2010

Naive.

Es como acumular la tensión que se palpa en una noche sin fin, improvisar sobre una piel pura y tersa, saber qué dice una sonrisa sin necesidad de entablar conversación, más allá de lo banalmente común, más allá del límite de la propia realidad aturde a quien no ama la normalidad, impulsos conducidos por latidos de un corazón demasiado joven para no retarle, ingenuo, quizás, suficientemente fuerte, peligrosamente activo, sensualmente acelerado, como una mirada a quemarropa y un silencio a medias, un atisbo de seguridad que se funde en el deseo de lo incomprendible, de lo inalcanzable, de lo infalible, en el filo de lo ético, de un pasado, de un futuro, un presente que no existe pues cada segundo dura menos entre unas manos firmes que tiemblan, tras una máscara de pestañas en una mirada a través de un espejo de tres dimensiones, perderse en una cuarta dimensión y resucitar entre desconocidos y lejos de tu cama, caminar en la suave brisa que emanan unos pies descalzos sobre un cielo demasiado gris, sutileza de Dios, caer rendida ante un agua no bendita, tras la última fracción de segundo he de decir; oh you're so naive yet so...
Y abajo el telón...

lunedì 22 novembre 2010

Báilame el agua.

Báilame el agua. Sácame de quicio. Llévame a pasear atado con una correa que apriete demasiado. Hazme sufrir. Aviva las ascuas. Ponme a secar como un trapo mojado. No desates las cuerdas hasta que sea tarde. Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no sea tuya ni mía, que sea de todos. Líbrame de mi estigma. Llámame tonto. Sacrifica tu aureola. Perdóname. Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora. No me arrastres. No me asustes. Vete lejos. Pero no sueltes mi mano. Empecemos de nuevo. Sangra mi labio con sanguijuelas de colores. Fuma un cigarro para mí. Traga el humo. Arréglalo y que no vuelva a estropearse. Échalo fuera. Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora. Sueña retorcido. Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos. Dame la llave de tus oídos. Toca mis ojos abiertos. Nota la textura del calor. Hasta reventar. Sé yo mismo y no te arrepentirás. ¿Por cuánto te vendes?. Regálame a tus ídolos. Yo te enviaré a los míos. Píllate los dedos. Los lameré hasta que no sepan a miel. Hasta que no dejen de ser miel. Sal, niega todo y después vuelve. Te invito a un café. Caliente, claro. Y sin azúcar. Sin aliento.
Báilame el agua.

sabato 20 novembre 2010

Deambular tirando de tus hilos, y...

Simplemente es la noche que se desploma sobre mis hombros, vagos recuerdos que tal vez duelen, saber quien soy pero sentir que no me encuentro en el sitio adecuado, ni en el momento adecuado, ni siquiera en el cuerpo adecuado.
Mirar más allá de las luces reflejadas sobre el agua y sentir que el fondo está demasiado profundo para mí, que no tengo aire suficiente en mis pulmones para llegar a alcanzarlo.
Sentir que no pertenezco a este mundo, incomprendida al fin y al cabo, detrás de la imagen de
niña bien.
Tantos intentos por llegar a ser sin caer en la cuenta de que simplemente soy, de que simplemente por mucho que intente tapar..., incapacidad para esconder lo que yo no paro de ver pero que nadie parece percatarse.
Es así..., y es tan sencillo que es difícil... Tal vez, como yo misma...
Son hechos enumerados, uno a uno, por los que luché, por los que sufrí, por los que dejé de ser quien era para intentar afrontarlos, desarmarlos consiguiendo tan solo desarmarme a mí misma, olvidando mi amor propio.
Resoplar, una y otra vez. No es importante, no es necesario, no es imprescindible.
Porque estoy aquí, porque estoy a tu lado, porque aunque nadie lo sepa yo sé qué pasa, déjame decirte que yo lo sé. Y no titubees, porque yo estoy aquí sentada, escuchando siempre aquello que dices, sintiendo siempre aquello que sientes, calmando tus labios cuando tiemblan, cogiendo tus manos cuando tiemblan, sujetando tus piernas cuando tiemblan.
Y quiero que sepas que jamás estarás sola.

giovedì 18 novembre 2010

200

Es realmente aterrador cuando me asalta el miedo a fracasar.
Lo pienso y debería de haberlo esperado, aunque me pareciera imposible, era y es inevitable. He pensado durante muchos días y noches en ello, me he preguntado a mí misma, siempre comenzando la cuestión por; ¿y si...? Mi indiferencia sobre el tema era perfectamente palpable, y la dureza y valentía co la que respondía, también.
Y ahora me descubro, más niña que nunca, totalmente confusa.
Si, es cierto que desde entonces he entablado una relación conmigo misma intensa, sin grandes cambios o circunstancias externas, pero con una revolución profunda y delicada en mi yo interior; que he aprendido a conocerme, a tratarme, y a deberme a mí misma todo lo que merezco; pero también es cierto que ciertos cimientos comienzan a flaquear por razones no importantes, y que sean no importantes precisamente es lo que me hace sentir indefensa.
Aún así, voy encajando cada segundo, cada mala noticia, cada atisbo de rabia, de miedo, de tristeza, y voy aprendiendo a llegar a un estado de tranquilidad plana, y decirme a mí misma; no es realmente importante, ni necesario, ni imprescindible. Tranquila, todo tiene solución. E, increíblemente, me siento mejor.
Aún así, ahora intento seguir aprendiendo sobre la calma, llegar a realizar esa filosofía de vida de la que siempre he hablado pero que nunca he llegado a llevar a la práctica, como muchas otras cosas.
Si, es aterrador cuando las dudas y el miedo sobre hacia donde miro me asaltan, pero no hay nada en mi interior que no se pueda arreglar con la parte valiente de mi yo. Valiente, protectora, velando por esta cabecita loca.
Quizá este sea el camino hacia la madurez, o hacia la felicidad, aunque debo decir que no creo en la felicidad como meta, y que debería de ser una forma de vida, no un fin.
Pienso en lo que me ha costado llegar hasta donde estoy hoy, pienso en el peligro de arriesgar y perder, pienso, simplemente, en la intensidad de arriesgar. Contradicciones que había ido aniquilando poco a poco, igual que mi pasada y terrible bipolaridad. Contradicciones que vuelven...
Pero ahora, al menos, sé un poco mas sobre mí, voy siguiendo mi propio camino interior en la experiencia de buscarme hasta encontrarme.
Escribiré; quién dijo miedo. Y todo irá bien.

domenica 14 novembre 2010

Qué bonito desorden es este...

Una noche cualquiera en la que una media sonrisa alumbra mi solitario cuarto, siento decir que es solo mía..., ¿será esta la felicidad? Y, ¿qué pensará quien?
Música profundamente tranquila, como si respirara una sensación extraña, de autocontrol, ese autocontrol que a veces pierdo. Los párpados que lentamente se cierran, un solo de sensualidad atrapada en unos simples labios entreabiertos.
Aquí estamos, mi mundo giraba sobre mí, ahora puedo decir que gira bajo mí. Un mundo en el que los límites impuestos resultan insuficientes para calmar mi sed; un movimiento lento, como una sucia y sensual calada a la libertad que brota en mis manos, como un simple encuentro que no aspira a nada mas que a pasar un rato entretenido, parafraseando sobre el bien y el mal, cuando nadie tiene idea alguna de nada.
En esa esquina, en esta noche, en algo suave que desordena mi percepción del norte durante la fracción de segundo en la que siento ficción, quizá luego llegue la ciencia..., la química..., tal vez la física... No saber qué pasa me hace estar..., serenamente inquieta.
Pero no pregunto, decido mantener el suspense..., el estilo en el que me muevo es difícil de descifrar..., incluso para mí. La insinuación de un quizá, de no saber aún si seré fuerte, o débil.
En una noche cualquiera, mientras mis sábanas son especialmente delicadas para quien no sabe tratarme....