Es inevitable pensar en el pasado, que los sentimientos de entonces marquen como nunca antes su huella, que los pequeños momentos; los pequeños detalles; sean hoy un gran tesoro. Parece irreal todo lo vivido, parece irreal todo lo recorrido, y sin embargo, está tan presente mí que parece que aún recorro esos soportales buscando esa mirada..., tantos meses atrás.
Duele. Duele hasta reventar. Pero es así. Así de injusto, como la vida misma, como las lágrimas que derramé y las sonrisas que brotaron; como la felicidad y la tristeza de mi corazón, como el sentimiento de ser inmortal, de que era inmortal, y de repente tropezarse con la realidad. Construir sueños que más tardes fueron derribados por la marea que arrasó con todo; insaciable, queriendo destruírme poco a poco, paso a paso, segundo a asegundo, aliento a aliento..., sin más.
Y es esta la historia que jamás tendrá final en mi corazón, y este mi corazón que aún a día de hoy llora, y es esta la lágrima que cae al vacío, al abismo de un sin sentido, de reprocharme a mí misma ser así; de querer lo que no tiene derecho a ser querido; y aún así el corazón impone sus normas y no puedo hacer nada para evitar que lata por algo que ya no es, a pesar de los consejos, a pesar de las miradas penetrantes en mi corazón cuando intento hablar de ello...
Porque es parte de mi vida, de mi historia, y no puedo dejarlo caer. Porque me muero pensando en su caída, porque me muero en cada segundo que recuerdo, que pregunto un por qué que nunca tendrá respuesta; porque la vida es así, y así hay que aceptarla.
Duele, sí. Duele hasta las entrañas, y duele hasta el alma. Y por qué florece ahora..., y yo qué se...., Quizás sean las circunstancias en las que me encuentro, más perdida que nunca, intentando entenderme, intentando encontrar un sitio donde refugiarme y pedir socorro, y no encontrarlo, y ahogarme sola... Y abrazar la tabla de madera que venía a por mí en cada naufragio, y ya no está.
Hago tonterías y digo estupideces. Me enamoro y me canso, y amanece detrás de las persianas; pero yo sigo viviendo en la noche que me encierra, y todo es tan difícil que tan solo quisiera salir de puntillas por la puerta de atrás, para que nadie me echara de menos.
No sé qué quiere el cielo de mí, no entiendo las pruebas y no entiendo mis lágrimas. Busco la calma y solo encuentro tormenta, y me preguntan qué tal..., y no sé qué responder,
Tan solo soy una cría, que no entiende la vida ni el mundo en el que vive, que se muere por perderse y vagar a la deriva, por enfrentarse a un tren en medio de la vía, por sentirse fuerte y valiente por una puta vez. Que quiere llorar en paz, y sin embargo su orgullo se lo impide.
Que busca motivaciones entre cuatro paredes, que enumera por desesperación razones para ser alguien mejor, que apunta en un papel sus sueños y luego los rompe en mil pedazos; que no cree en ella misma y desaparece detrás de la seda. Que busca en el pasado respuestas de su presente; que tirita sola entre sus sábanas muriéndose de frío. Que marca un número sin saber realmente qué decir, y al descolgar..., colgar. Colgarse a sí misma con las manos temblando.
Que se esconde, pero que pide un abrazo en silencio. Hundiendo su rostro en su tacto, y reprochándose a sí misma sus pasos en falso, sobre un puente despedezado entre su corazón y su mente, como el vestigio de la Luna que la miró desde lo alto, prometiéndole protección, prometiéndole que no iría al camino al que estaba destinada; y ella, despesperada; aprentando los labios y repitiéndose a sí misma, tan solo tienes que creer en ti; tan solo tienes que ser tu misma; y todo irá bien..., te lo prometo; todo estará bien.
¿Sabes por qué? Porque has luchado, porque has contradecido a lo que tocaba vivir, y gritaste; no quiero. Porque aprestaste los puños, porque enmarcaste la foto y aún sigue ahí. Y eso es suficiente para sentirme orgullosa de ti. Porque le has perdonado, porque les has perdonado, aunque ellos no lo sepan. Porque te has perdonado, porque te has aferrado a la esperanza, y has entendido; al fin y al cabo, que aunque el dolor fue penetrante..., quizás no fuera para tanto.
Creaste un mundo y lo destruiste varias veces. Y es de las ruinas de donde resurge la vida, donde el viento tan solo es aire en movimiento, incapaz de arrasar con lo que amarra su muelle, el muelle, a pesar de sus quejas, de la vida que tanto amas en secreto. Del amor sincero y fuerte, capaz como fue de mover montañas y mares, océanos y valles...
Estoy tan orgullosa..., aunque estés desorientada, aunque desfallezcas en cada pensamiento..., porque sé cómo eres..., porque..., no te dejas sola..., porque eres un espejo de ti misma..., un ejemplo..., y un imán fuerte para tantos..., y porque esta noche has entendido tantas cosas...
Duele. Duele hasta reventar. Pero es así. Así de injusto, como la vida misma, como las lágrimas que derramé y las sonrisas que brotaron; como la felicidad y la tristeza de mi corazón, como el sentimiento de ser inmortal, de que era inmortal, y de repente tropezarse con la realidad. Construir sueños que más tardes fueron derribados por la marea que arrasó con todo; insaciable, queriendo destruírme poco a poco, paso a paso, segundo a asegundo, aliento a aliento..., sin más.
Y es esta la historia que jamás tendrá final en mi corazón, y este mi corazón que aún a día de hoy llora, y es esta la lágrima que cae al vacío, al abismo de un sin sentido, de reprocharme a mí misma ser así; de querer lo que no tiene derecho a ser querido; y aún así el corazón impone sus normas y no puedo hacer nada para evitar que lata por algo que ya no es, a pesar de los consejos, a pesar de las miradas penetrantes en mi corazón cuando intento hablar de ello...
Porque es parte de mi vida, de mi historia, y no puedo dejarlo caer. Porque me muero pensando en su caída, porque me muero en cada segundo que recuerdo, que pregunto un por qué que nunca tendrá respuesta; porque la vida es así, y así hay que aceptarla.
Duele, sí. Duele hasta las entrañas, y duele hasta el alma. Y por qué florece ahora..., y yo qué se...., Quizás sean las circunstancias en las que me encuentro, más perdida que nunca, intentando entenderme, intentando encontrar un sitio donde refugiarme y pedir socorro, y no encontrarlo, y ahogarme sola... Y abrazar la tabla de madera que venía a por mí en cada naufragio, y ya no está.
Hago tonterías y digo estupideces. Me enamoro y me canso, y amanece detrás de las persianas; pero yo sigo viviendo en la noche que me encierra, y todo es tan difícil que tan solo quisiera salir de puntillas por la puerta de atrás, para que nadie me echara de menos.
No sé qué quiere el cielo de mí, no entiendo las pruebas y no entiendo mis lágrimas. Busco la calma y solo encuentro tormenta, y me preguntan qué tal..., y no sé qué responder,
Tan solo soy una cría, que no entiende la vida ni el mundo en el que vive, que se muere por perderse y vagar a la deriva, por enfrentarse a un tren en medio de la vía, por sentirse fuerte y valiente por una puta vez. Que quiere llorar en paz, y sin embargo su orgullo se lo impide.
Que busca motivaciones entre cuatro paredes, que enumera por desesperación razones para ser alguien mejor, que apunta en un papel sus sueños y luego los rompe en mil pedazos; que no cree en ella misma y desaparece detrás de la seda. Que busca en el pasado respuestas de su presente; que tirita sola entre sus sábanas muriéndose de frío. Que marca un número sin saber realmente qué decir, y al descolgar..., colgar. Colgarse a sí misma con las manos temblando.
Que se esconde, pero que pide un abrazo en silencio. Hundiendo su rostro en su tacto, y reprochándose a sí misma sus pasos en falso, sobre un puente despedezado entre su corazón y su mente, como el vestigio de la Luna que la miró desde lo alto, prometiéndole protección, prometiéndole que no iría al camino al que estaba destinada; y ella, despesperada; aprentando los labios y repitiéndose a sí misma, tan solo tienes que creer en ti; tan solo tienes que ser tu misma; y todo irá bien..., te lo prometo; todo estará bien.
¿Sabes por qué? Porque has luchado, porque has contradecido a lo que tocaba vivir, y gritaste; no quiero. Porque aprestaste los puños, porque enmarcaste la foto y aún sigue ahí. Y eso es suficiente para sentirme orgullosa de ti. Porque le has perdonado, porque les has perdonado, aunque ellos no lo sepan. Porque te has perdonado, porque te has aferrado a la esperanza, y has entendido; al fin y al cabo, que aunque el dolor fue penetrante..., quizás no fuera para tanto.
Creaste un mundo y lo destruiste varias veces. Y es de las ruinas de donde resurge la vida, donde el viento tan solo es aire en movimiento, incapaz de arrasar con lo que amarra su muelle, el muelle, a pesar de sus quejas, de la vida que tanto amas en secreto. Del amor sincero y fuerte, capaz como fue de mover montañas y mares, océanos y valles...
Estoy tan orgullosa..., aunque estés desorientada, aunque desfallezcas en cada pensamiento..., porque sé cómo eres..., porque..., no te dejas sola..., porque eres un espejo de ti misma..., un ejemplo..., y un imán fuerte para tantos..., y porque esta noche has entendido tantas cosas...
3 commenti:
DIOS DIOS DIOS, ME ENCANTA!
GRACIAS POR TENER UN BLOG ASÍ EN SERIO! ♥
Te espero por mi blog, un besito!
Precioso texto, me encanta, al igual que tu foto de presentacion del blog! Por cierto, actualizé mi blog con un nuevo relato, pasate si quieres! Gracias de antemano, un beso.
http://rafael1garcia.blogspot.com/
Muchas gracias Mery, me alegro que el relato te haya gustado, y mas esa estupenda frase , es una de mis favoritas de todas las que he escrito :D Un beso.
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