venerdì 26 febbraio 2010

Ignoro lo que queda por venir.

Corro deprisa. Más deprisa, y más, y más. A la misma velocidad que el mundo gira bajo mis pies. Incansable, imparable, constante. Sin peros, sin preguntas. Sin excusas. Como la vida, día tras día. El tiempo no perdona, no admite esperas. Nunca perdona, nunca.
Corro. Corro aguantando la respiración. Echándole un pulso al viento, que me empuja, que me sostiene. A las nubes que me miran desde el cielo, ellas sí pueden ver mi meta.
Corro como el destino, como las letras escritas en las estrellas. Cuando se van cumpliendo van desapareciendo. Hay muchos destinos que escribir, lo siento.
Mi respiración retumba en mis oídos. Puedo oír voces difuminadas por la lluvia. Puedo ver imágenes de mi vida difuminadas por el ruido de mis pasos.
Golpeo el suelo con fuerza. ¿Estoy sola? Sigo corriendo, sin mirar atrás. Una lágrima baja lento por mi mejilla. Ella sí puede permitírselo. Ella sí sabe su destino.
Me queda tanto por delante. No puedo parar, he de llegar. No quiero que las estrellas tengan otro viaje para mí. El definitivo. No, aún no.
No se la respuesta a esa pregunta. ¿Dónde voy? El destino me empuja, nada es casualidad.
Tengo miedo, posiblemente. Las manos me tiemblan, solo a veces. Y a veces me olvido del por qué. Otras me hundo en mi autocompasión. Mi tira y afloja personal.
Pero aún así nunca me rindo, nunca lo haré.
Y a veces duele, y a veces se agradece...

2 commenti:

Anonimo ha detto...

te amo!!! :)

Anonimo ha detto...

te sigo amando.........