Después de estar tantíiiiiiiisimo tiempo sin escribir, quizás por falta de inspiración, de tiempo, o quizás por falta de ganas, vuelvo a escribir unas cuantas líneas en este sencillo Blog.
¿Recordáis mi Montaña Rusa...? Yo sí la recuerdo, es mas, ¡sigue presente! Y eso me preocupa bastante, porque está empezando a afectar a los que me rodean.
Muchas noches pensando, "filosefeando", analizando, preguntando... y nuevamente pensando. Aburrida, tremendamente aburrida siempre. Cantando en bajo, susurrando. ¿Llorando? ¿para qué pregunto? ¡Llorando! ¿Riendo? Si, últimamente me río mucho sola.
Hay noches que me las paso despierta, dando vueltas en la cama, enredándome entre las sábanas, queriendo bajar a la calle descalza y en pijama. Queriendo que la lluvia rompa contra mi piel, que la gente me mire raro, morirme de frío y llegar a casa empapada, con los pies arrugados y la nariz roja.
Hay otras noches que me duermo nada mas adentrarme en ese paraíso llamado "cama de Mery". Duermo tan plácidamente que a la mañana siguiente no hay quien me aguante, y menos si es Lunes, y menos después de un fin de semana a lo grande no, a lo enorme.
En clase se me cierran los ojos solos. Odio a la de historia, a la de literatura, a la de matemáticas... Sus voces se meten por mis oídos, me atraviesan el cerebro y me producen dolor de cabeza, y ese dolor a su vez produce mucha Mala Milk.
lunedì 24 novembre 2008
martedì 4 novembre 2008
Yo no me ilusiono
...solo me dejo llevar :)
Tras una tarde de compras con mi mother y mi litle sister, estoy cansadisima con las manos super congeladas y una sonrisa enorrrrme en mi boca.
¿Será que la ropa me hace feliz...? Lo dudo.
Oyendo a través de los auriculares una canción de un cantante al que siempre he odiado, escuchando de fondo al comentalista del partido Atlético de Madrid-Liverpool, y esperando mi turno para la ducha, estoy aquí a las nueve y media de la tarde (o noche, como prefiráis) con la mente en blanco y nada de inspiración.
Mi Montaña Rusa ha dado otro vuelco, pero ahora se mantiene estable... Todo es una enorme paranoya. Mi vida es una paranoya... O quizás la vida en sí, la de todos, en general... Me rayo, lo sé... Pero es lo que hace el aburrimiento.
Cuando estoy enfadada me habla muchisima gente por el messenger y ahora que estoy feliz y simpatiquisima no me habla nadie... La gente es tonta.
Tras una tarde de compras con mi mother y mi litle sister, estoy cansadisima con las manos super congeladas y una sonrisa enorrrrme en mi boca.
¿Será que la ropa me hace feliz...? Lo dudo.
Oyendo a través de los auriculares una canción de un cantante al que siempre he odiado, escuchando de fondo al comentalista del partido Atlético de Madrid-Liverpool, y esperando mi turno para la ducha, estoy aquí a las nueve y media de la tarde (o noche, como prefiráis) con la mente en blanco y nada de inspiración.
Mi Montaña Rusa ha dado otro vuelco, pero ahora se mantiene estable... Todo es una enorme paranoya. Mi vida es una paranoya... O quizás la vida en sí, la de todos, en general... Me rayo, lo sé... Pero es lo que hace el aburrimiento.
Cuando estoy enfadada me habla muchisima gente por el messenger y ahora que estoy feliz y simpatiquisima no me habla nadie... La gente es tonta.
domenica 2 novembre 2008
Los Domingos siempre son asqueros...
y yo tengo muy mala suerte.
Si, esos enemigos míos que se hacen llamar Domingos, que te levantas con dolor de cabeza, mucha, mucha sed y pensando "Dios, tengo que estudiar Historia, hacer el trabajo de Economía y hacer esos malditos ejercicios de Ciencias".
Yo me levanto malhumorada de por sí, intentando recordar momentos y cosas que hice ese Sábado por la noche, pero la memoria siempre me falla y tengo que llamar a Lala (entre otras). La conversación siempre llega al mismo punto; yo tirada boca arriba en mi cama con el inalámbrico en la oreja diciendo "¿que pasó qué?" "¿que hice qué?" "¡El sábado que viene no bebo! ¡qué vergüenza!"
Pero llega el sábado siguiente y toda esa conversación fiiiiuuu se borra de tu mente, junto a tus promesas absurdas.
Que sí, que sí; que los Domingos siempre son asquerosos.
Ya no se ni cómo va mi larga e interminable Montaña Rusa. Me enfado, me río, lloro... Estoy loca. Estoy extremadamente loca.
Bah, me da igual.
Ayer tuve un día un poco difícil, por la mañana parecía Domingo. Fue súper cacoso... Quitando el momento en casa de Lala viendo "Dos Policías Rebeldes 2". Eso estuvo bastante bien, nos reímos demasiado...
La noche estuvo fea; me moría de frío, no hice botellón puesto a que mi economía es inexistente directamente, mis amigas se esparcieron por aquel sitio llamado vivero, y yo me encontraba con dos personajes antipatiquísimos que no me hablaban.
Encima mi madre me llamó súper temprano enfadadísima y me dijo las cuatro palabras clave que nadie quiere oír un sábado por la noche: ¡Vente para casa YA!
Y eso hice, con la cabeza agachada y de morros me dirigí a mi casa. No tenía llaves así que pasé los zapatos por las barras de la cancela y me salté la valla... Estaba para foto.
Vaya finde mas penoso.
¡No mas!
Si, esos enemigos míos que se hacen llamar Domingos, que te levantas con dolor de cabeza, mucha, mucha sed y pensando "Dios, tengo que estudiar Historia, hacer el trabajo de Economía y hacer esos malditos ejercicios de Ciencias".
Yo me levanto malhumorada de por sí, intentando recordar momentos y cosas que hice ese Sábado por la noche, pero la memoria siempre me falla y tengo que llamar a Lala (entre otras). La conversación siempre llega al mismo punto; yo tirada boca arriba en mi cama con el inalámbrico en la oreja diciendo "¿que pasó qué?" "¿que hice qué?" "¡El sábado que viene no bebo! ¡qué vergüenza!"
Pero llega el sábado siguiente y toda esa conversación fiiiiuuu se borra de tu mente, junto a tus promesas absurdas.
Que sí, que sí; que los Domingos siempre son asquerosos.
Ya no se ni cómo va mi larga e interminable Montaña Rusa. Me enfado, me río, lloro... Estoy loca. Estoy extremadamente loca.
Bah, me da igual.
Ayer tuve un día un poco difícil, por la mañana parecía Domingo. Fue súper cacoso... Quitando el momento en casa de Lala viendo "Dos Policías Rebeldes 2". Eso estuvo bastante bien, nos reímos demasiado...
La noche estuvo fea; me moría de frío, no hice botellón puesto a que mi economía es inexistente directamente, mis amigas se esparcieron por aquel sitio llamado vivero, y yo me encontraba con dos personajes antipatiquísimos que no me hablaban.
Encima mi madre me llamó súper temprano enfadadísima y me dijo las cuatro palabras clave que nadie quiere oír un sábado por la noche: ¡Vente para casa YA!
Y eso hice, con la cabeza agachada y de morros me dirigí a mi casa. No tenía llaves así que pasé los zapatos por las barras de la cancela y me salté la valla... Estaba para foto.
Vaya finde mas penoso.
¡No mas!
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