giovedì 24 febbraio 2011

Co-razones.

Yo la quiero por muchas mas razones que vosotros.
No hace falta que me digáis que perdéis la cabeza por eso de que sus caderas...
Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras
y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.
Pero además la he visto seria, ser ella misma,
y en serio que eso no se puede escribir en un poema.
Por eso, eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas,
y cómo se revuelve sobre las baldosas, y qué fácil parece a veces enamorarse.
Todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo
de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción...
Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.
Pero no sabes lo que es caer desde un precipio y que ella aparezca de golpe y de frente
para decirte, venga, hazte un peta y me lo cuentas.
No sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece,
luego te abrace y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo.
Así supondrás que yo soy el primero que entiende,
el que pierdas la cabeza por sus piernas y el sentido por sus palabras,
y los huevos por un mínimo roce de mejilla.
Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa,
las incomodidades de orgullo que pueda provocarte,
son algo con lo que ya cuento.
Quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada,
que hace tiempo que escribo los míos.
Que yo también la veo.
Que cuando ella cruza por debajo del cielo solo el tonto mira al cielo.
Que sé cómo agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior.
Que conozco su voz en formato susurro, y formato gemido
y en formato secreto.
Que me sé sus cicatrices,
y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría,
y me sé lo de sus rodillas,
y la forma de rozar las cuerdas de una guitarra.
Que yo también he memorizado su número de teléfono,
pero también el número de sus escalones,
y el número de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías.
Que no sólo conozco su última pesadilla,
también las mil anteriores,
y yo sí que no tengo cojones a decirle que no a nada,
porque tengo más deudas con su espalda
de las que nadie tendrá jamás con la luna
(y mira que hay tontos enamorados en este mundo).
Que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella,
rendida a ese puto milagro que supone que exista.
Que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos,
y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino,
y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana: no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.
Que lo de "Mira sí, un polvo es un polvo",
y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas
y sólo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre.
Que te entiendo. Que yo escribo sobre lo mismo.
Sobre la misma.
Que razones tenemos todos.
Pero yo, muchas más que vosotros.

Carlos Salem

domenica 13 febbraio 2011

Quiero que sepas...

Es inevitable pensar en el pasado, que los sentimientos de entonces marquen como nunca antes su huella, que los pequeños momentos; los pequeños detalles; sean hoy un gran tesoro. Parece irreal todo lo vivido, parece irreal todo lo recorrido, y sin embargo, está tan presente mí que parece que aún recorro esos soportales buscando esa mirada..., tantos meses atrás.
Duele. Duele hasta reventar. Pero es así. Así de injusto, como la vida misma, como las lágrimas que derramé y las sonrisas que brotaron; como la felicidad y la tristeza de mi corazón, como el sentimiento de ser inmortal, de que era inmortal, y de repente tropezarse con la realidad. Construir sueños que más tardes fueron derribados por la marea que arrasó con todo; insaciable, queriendo destruírme poco a poco, paso a paso, segundo a asegundo, aliento a aliento..., sin más.
Y es esta la historia que jamás tendrá final en mi corazón, y este mi corazón que aún a día de hoy llora, y es esta la lágrima que cae al vacío, al abismo de un sin sentido, de reprocharme a mí misma ser así; de querer lo que no tiene derecho a ser querido; y aún así el corazón impone sus normas y no puedo hacer nada para evitar que lata por algo que ya no es, a pesar de los consejos, a pesar de las miradas penetrantes en mi corazón cuando intento hablar de ello...
Porque es parte de mi vida, de mi historia, y no puedo dejarlo caer. Porque me muero pensando en su caída, porque me muero en cada segundo que recuerdo, que pregunto un por qué que nunca tendrá respuesta; porque la vida es así, y así hay que aceptarla.
Duele, sí. Duele hasta las entrañas, y duele hasta el alma. Y por qué florece ahora..., y yo qué se...., Quizás sean las circunstancias en las que me encuentro, más perdida que nunca, intentando entenderme, intentando encontrar un sitio donde refugiarme y pedir socorro, y no encontrarlo, y ahogarme sola... Y abrazar la tabla de madera que venía a por mí en cada naufragio, y ya no está.
Hago tonterías y digo estupideces. Me enamoro y me canso, y amanece detrás de las persianas; pero yo sigo viviendo en la noche que me encierra, y todo es tan difícil que tan solo quisiera salir de puntillas por la puerta de atrás, para que nadie me echara de menos.
No sé qué quiere el cielo de mí, no entiendo las pruebas y no entiendo mis lágrimas. Busco la calma y solo encuentro tormenta, y me preguntan qué tal..., y no sé qué responder,
Tan solo soy una cría, que no entiende la vida ni el mundo en el que vive, que se muere por perderse y vagar a la deriva, por enfrentarse a un tren en medio de la vía, por sentirse fuerte y valiente por una puta vez. Que quiere llorar en paz, y sin embargo su orgullo se lo impide.
Que busca motivaciones entre cuatro paredes, que enumera por desesperación razones para ser alguien mejor, que apunta en un papel sus sueños y luego los rompe en mil pedazos; que no cree en ella misma y desaparece detrás de la seda. Que busca en el pasado respuestas de su presente; que tirita sola entre sus sábanas muriéndose de frío. Que marca un número sin saber realmente qué decir, y al descolgar..., colgar. Colgarse a sí misma con las manos temblando.
Que se esconde, pero que pide un abrazo en silencio. Hundiendo su rostro en su tacto, y reprochándose a sí misma sus pasos en falso, sobre un puente despedezado entre su corazón y su mente, como el vestigio de la Luna que la miró desde lo alto, prometiéndole protección, prometiéndole que no iría al camino al que estaba destinada; y ella, despesperada; aprentando los labios y repitiéndose a sí misma, tan solo tienes que creer en ti; tan solo tienes que ser tu misma; y todo irá bien..., te lo prometo; todo estará bien.
¿Sabes por qué? Porque has luchado, porque has contradecido a lo que tocaba vivir, y gritaste; no quiero. Porque aprestaste los puños, porque enmarcaste la foto y aún sigue ahí. Y eso es suficiente para sentirme orgullosa de ti. Porque le has perdonado, porque les has perdonado, aunque ellos no lo sepan. Porque te has perdonado, porque te has aferrado a la esperanza, y has entendido; al fin y al cabo, que aunque el dolor fue penetrante..., quizás no fuera para tanto.
Creaste un mundo y lo destruiste varias veces. Y es de las ruinas de donde resurge la vida, donde el viento tan solo es aire en movimiento, incapaz de arrasar con lo que amarra su muelle, el muelle, a pesar de sus quejas, de la vida que tanto amas en secreto. Del amor sincero y fuerte, capaz como fue de mover montañas y mares, océanos y valles...
Estoy tan orgullosa..., aunque estés desorientada, aunque desfallezcas en cada pensamiento..., porque sé cómo eres..., porque..., no te dejas sola..., porque eres un espejo de ti misma..., un ejemplo..., y un imán fuerte para tantos..., y porque esta noche has entendido tantas cosas...

venerdì 11 febbraio 2011

Tal como eres.

Soy extremadamente bipolar; y hay noches en las que no me soporto.
Soy independiente, no aguanto que usen conmigo la negativa del verbo poder, o simplemente jamás acepto un no por respuesta. En la vida, encuentro más defectos que virtudes, más inconvenientes que ventajas; la sociedad me abruma e incluso me agobia, me ahoga en un mar en tormenta, me hace pequeña; pero a mi corazón grande, y me siento como una niña a la que no le contaron el final correcto del cuento. Me tropiezo con la realidad cada mañana, y me evado en los sueños que nunca mueren en mi alma; me siento indefensa ante un mundo extraño e injusto, y a veces me crezco pensando que podré cambiarlo.
Sé que soy dueña de mi propia vida, y aunque a veces tenga miedo, sé que encontraré mi camino. A veces pienso que mis sueños son inalcanzables, pero luego recapacito; es lo que me dice la gente. Pocas personas entienden mi forma de ser, tantos me critican, incluso me critico yo a mí misma. ¿Qué puedo hacer? No me siento acorde con lo que vivo, pero aún soy una niña y tengo ciertas obligaciones que cumplir a pesar de mi pesimista perspectiva de mi día a día.
Cuando alguien me dice que me estoy equivocando, miro hacia otro lado, pierdo mi mirada en el horizonte y exhalo un suspiro, odiando cada segundo de mi suceptibilidad cuando escucho algo que no quiero escuchar. Llámame inmadura, llámame irresponsable. Realmente, me da igual.
Me duele el pecho en algunas situaciones, porque me creo valiente prescindiendo de mi medicina, porque fui tan débil en el pasado; tanto, tanto; que no soportaría volver a pedir ayuda. Porque la inocencia de mi corta edad pesa tantas noches, que a veces me pregunto si soy..., algo imbécil.
Peco de caprichosa en contadas situaciones, y de idealista en tantas otras...; ¿qué puedo hacer?, una es como es, y a pesar de los que me repiten continuamente su versión de la realidad, quizás no quiero aceptarlo; porque me pierdo en días en los que sale el sol, pensando que la vida es tan bella, pero que sin embargo nada me parece real. Porque miro vidas ajenas, y aunque no encuentre grandes penas; tampoco encuentro grandes alegrías.
Me critican. Lo sé. Me critican los que no me conocen, y los que me conocen; también. ¿Por qué eres así? No te soporto. Tampoco me soporto yo.
Creo en las personas; pero el ser humano deja tanto que desear. Si algo me produce terror; es la decepción; y camino de puntillas, sin involucrarme sentimentalmente, mi muro es tan alto que pocas personas pueden llegar a atraversarlo y ocupar un sitio en mi corazón.
Lo siento, no puedo decir nada más que lo siento. Por no poder mentir en situaciones en las que debería, por no pedir abrazos y morderme la lengua, por no ser la clase de persona que me reclaman que sea. Lo siento por mi indeferencia, por mi mal humor, por encerrarme en mí misma y no dejar que nadie cruce el umbral de mi puerta, por gritar; por no llorar, por convertirme en cielo y después en tierra, por no poder parar el tiempo y creer en Dios.
Y aún así, me siento tan orgullosa de mí misma..., que me da miedo.

lunedì 7 febbraio 2011

Just I'm free.

Es inevitable, hay un momento en el que te paras a pensar; todas las experiencias, el camino recorrido, y miras hacia delante y no alcanzas ver el final, y sonríes. Aún queda tanto por vivir. Personas que llegaron y tocaron tu alma y tu corazón, y quizás ellos ni lo saben; quizás solo cruzaste dos palabras o tan solo una mirada, y aún así movieron algo dentro de ti.

Esa tierra sobre la que me siento a que me cuente su historia, de la que formo parte, realmente mi sitio en el mundo, donde está mi vida, donde estuvieron y se fueron personas que viven día a día, segundo a segundo, en mí. Llegar allí y recordar quién soy, recordar mis sueños y aprender que la vida merece la pena, con sus más y sus menos, y que nunca es tarde para abandonar el camino equivocado y explorar otros nuevos.

Es inevitable el paso del tiempo, las despedidas y los encuentros, el olvido y el recuerdo. Y así como inevitable, es increíble y extraordinario; eres capaz de sentir, ¡estás vivo!, como esos días en los que tu sonrilla brilla tanto que te das cuenta de que todo, absolutamente todo, es posible.

Y así, construyendo preciosas postales; adornando el camino, anhelando echar a volar pero disfrutando del tiempo con los tuyos. Así los días pasan, y en algunos el cielo está despejado y en otros no; solo ser agradecida por poder verlo desde aquí abajo, y por tener un sitio al que volver cuando mi mundo me de vértigo.

Por seguir sintiendo, por no tener miedo, por arriesgarme, y por seguir siendo como soy siempre.

giovedì 3 febbraio 2011

Y entonces, sucede.

Si, es esta noche en la que me desnudo ante el espejo de mi yo mas profundo y me sincerizo con lo que me rodea, cuando dejo caer mi cabeza sobre las plumas de lo imposible y doy un paso hacia el precipicio del abismo mas oscuro, donde mis manos se entrelazan entre ellas, donde me miro fijamente a los ojos, donde dejo descansar mi cuerpo tan solo unos segundos, para después perseguir el hilo de la locura y sugerir al destino más carencia de cordura para esta cabeza, en la curva de mi cintura y en la cavidad entre mi pecho en el que dejo despertar a algún que otro sueño..., recuerdo de la realidad, tan sereno y dócil como precioso e imposible.
... En la que me pierdo en el éxtasis de una idea pasajera, y mis sábanas me atrapan hacia una realidad subterránea, que vive solo en noches como ésta, entre el humo del anochecer y del amanecer, por los locos de los tejados a los que oigo susurrar, y los pasos de quien mira hacia adelante; yo me dejo caer, tan suave como fuerte y tan valiente como inocente, pues esta noche es en la que me atrevo a levantarme la voz.