Noche con banda sonora fuerte y estimuladora. Personas que vienen y van, algunos con un poco de felicidad artificial sumergida en su saliva. Los flash de las fotos que congelan momentos y van atadas a anécdotas pequeñas y absurdas que hacen reír. Besos. Abrazos. Reencuentros. Todos sonríen, todos bailan, todos andan entre grupos de amigos que cantan, que se cuentan cosas, que beben, que disfrutan de la noche como si fuera la última.
Sábado. Sábado con olor a Junio, por fin. En ninguna conversación falta "¿cómo vas a acabar el curso?" "Me falta la peor semana de mi vida, pero, ¡aquí estoy!" Y una carcajada, aún sabiendo que mañana, domingo, te vas a arrepentir.
La música ahoga las conversaciones y ellos dos se encuentran como dos desconocidos, perdidos en un recuerdo del ayer que dudan si lo que pasó fue real.
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