Hubo una vez en la que perdí las esperanzas, y repetí varias veces; "nada volverá a ser como antes". Pero un día, inesperado, todo cambió. Y, para mi alegría, todo volvió a la normalidad...
Las personas cambiamos continuamente, todo en nuestras vidas va evolucionando como vamos evolucionando nosotros mismos; caminando siempre, o casi siempre, hacia adelante, abriendo como podemos nuevas fronteras y sobrepasando límites impuestos en tiempos anteriores.
Tenemos miedo muchas veces a la propia vida, a todo aquello que nos deparará el mañana y de lo que nosotros no tenemos conciencia alguna; miedo a nosotros mismos y a lo que somos capaces de sentir o de pensar; quizás a veces porque no es acorde con lo normalmente convencional, o con aquellas promesas que nos hicimos a nosotros mismos para sentirnos protegidos de todo lo externo que pudiera resultar una amenaza para nuestra estabilidad y nuestra comodidad.
El problema con estas amenazas externas es que te pillan por sorpresa, una tarde cualquiera; y llegan, y ponen todo tu mundo patas arriba. Y tú, lo único que puedes hacer es aceptarlas. Tienes derecho a enloquecer, a llorar, a gritar... Pero disfruta de la locura que se desate en tu mundo perfecto; acepta tus deseos, combate tus miedos, y rompe tus propias normas pues nunca estamos cien por cien seguros de todo aquello que forma parte de la vida. Está bien aprender de los errores, pero no puedes prometerte a ti mismo no equivocarte nunca más; debes permitirte caer a veces, siempre que después te levantes. También debes aprender a perdonar y a olvidar, tanto a ti mismo como a los demás, porque es el único camino para poder volver a la "normalidad" y a la calma, y porque mantener dentro odio y rencor no te ayuda a seguir hacia delante, pues permaneces en el pasado incapaz de avanzar.
Y así es como evolucionamos; así es como continuamente cambiamos y cambian todos los que están a nuestro alrededor. Quizás a veces no nos sintamos cómodos con algunas situaciones que antes nos llenaban de felicidad, quizás algo que antes nos entristecía ahora nos hace sonreír, o suceden cosas que no estaban planeadas, y que rompen nuestros esquemas.
No hay que ser duro con alguien que quieres porque pienses que ha cambiado, pues tú también lo has hecho. Permite a los demás cambiar, permítete a ti mismo evolucionar, y camina hacia delante con aquellos que quieres y que consideras importantes en tu vida. Acepta que los sentimientos, los pensamientos, las perspectivas y los ideales nacen y mueren, pero no olvides que todo puede ser sencillo, y que nosotros mismos complicamos relaciones y llevamos al extremo cosas que son naturales. Todo vuelve siempre a su sitio, a pesar de los ciclos que vamos pasando; siempre hay algo dentro de nosotros que nos enseña el camino.
Probablemente esas personas que llevan a tu lado tantos años no son las que eran, probablemente tu hayas cambiado tanto que aquel chico o aquella chica de hace un tiempo te parece alguien ajeno a ti; pero aunque cambiemos en muchos aspectos interiores, hay algo que siempre nos acompañará; nuestra esencia...