mercoledì 12 gennaio 2011

Buenas noches, desconocido.

Los días pasan, uno tras otro. Pasan también esas ganas locas de besar, quizás ahora me detendría en un abrazo, en apoyar mi cabeza sobre un hombro fuerte, preguntar, ¿cómo estás?; y permanecer así hasta que mi respiración sea calmada, y pueda sentir mi propio corazón bombeando más allá de mi pecho, y unas manos acariciando mi cabello suavemente con cariño.
Un trocito de cielo dedicado a mis pestañas, mientras que en la lejanía las luces de la ciudad se difuminan y se pierden con el cielo infinito, y una estrella se posa en mis labios, como un beso, como lo hace un beso tierno y fugaz...
Como lo soy yo, tierna y fugaz, cuando desaparezco detrás del cristal de la realidad que me abruma, y soy incapaz de controlar mi vértigo... Soy adicta a desconectar de las personas, y sé que las personas necesitan desconectar de mí...
Mi cabeza sigue en ese hombro que siento como mi almohada, ahora solo tengo que dejar que mis párpados desciendan, y podré sentir la compañía de la Luna, solo por esta noche... Nada es complicado, todo es sencillo, y yo me siento inmensa estando aquí sentada, y aunque es tan solo una estupidez, eso me hace estar bien.

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