martedì 8 dicembre 2009

Y aunque nos llevemos como el perro y el gato...

Voy siguiendo mi camino. Paso a paso. Cometo errores. Tropiezo. Me dicen que madure.
Mi filosofía es distinta. Las cosas pasan por un por qué. Siempre lo dije. Algunas duelen, otras te hacen ir al límite de las desgracias, te empujan a ponerte al borde del precipicio, creyendo y haciéndote sentir que es el final, que no levantarás cabeza nunca.
Y de repente un día algo cambia. Nadie lo entiende, nadie puede ni llegar a imaginar qué se esconde detrás de este sentimiento. No es simple, no es propio de una niña. Tan solo eso, una niña. Pero pasó.
Y ni siquiera yo soy capaz de explicarlo, y quizás por eso sea que nunca lo haya exteriorizado.
Afligida. Hundida. Y esa sonrisa congelada de repente cobró vida. Y no sabes el bien que me has hecho. Nadie lo sabe. Solo yo.
Porque fuiste capaz de explorar campo inexplorado, fuiste capaz de amar, de entregarte. Conseguiste arrancarme el dolor. Y sigo teniendo miedo, y sigo llorando al menos una vez al mes, pero se que no estoy sola. Y puedo sentirme afortunada, a pesar de tantos golpes dados y tantos que nos quedan por darnos el uno al otro, por sentir esto que siento. Me siento afortunada, sencillamente, porque un día te cruzaste en mi camino.
Mi piel se sigue erizando, después de tanto tiempo, cada vez que me tocas. Y a eso, cariño, le llamo amor.

2 commenti:

Eme. ha detto...

Me encanta

Laluccia ha detto...

ains que bonitooooo!!!! si es que de algo tendrá que valer el esfuerzo que haces..
JOE A ESTAS ALTURAS..
jajajaja