venerdì 31 agosto 2012

Chasing Cars.

Hay cosas que no se olvidan.
Como la primera vez que amaste, o la primera vez que perdiste a alguien.
Joder, a mí me duelen aún cosas que pasaron hace años; y sé que me seguirán doliendo el resto de mi vida.
¿Qué hacer cuando hay algo que te persigue?
Somos vulnerables, las leyes de la vida nos duelen aunque desde el primer momento nos intenten preparar para ese final.
Pero duelen.
La vida nos enseña diferentes caminos pero somos nosotros los que tenemos la capacidad para elegir uno de ellos; si es el correcto o no, eso no lo sabemos.
Se aprende de los errores y de los aciertos; pero, ¿qué hay de aquellas cosas que no podemos controlar?, ¿realmente somos dueños de todo aquello que hacemos?, ¿elegimos el camino a conciencia...?
Pérdidas, ganancias. Todo se resume a eso.
El miedo a fallar, el miedo a sufrir.
Pero, ¿es que acaso hay vida sin sufrimiento?
Lo ideal sería que no, pero, ¿cuándo lo ideal ha ido de la mano de lo real?
Es demasiado confuso para resumirlo en unas cuantas palabras y unos cuantos párrafos.
Entonces, ¿qué hay que hacer con esta vida tan abstractamente redactable que nos ha tocado vivir?
Joder, demasiados incógnitos y muy pobres posibles respuestas.
Todo aquello que sentimos, ¿realmente vale para algo?
Porque sentimos tantas cosas que no podemos cambiar...
¿Es el ser humano, acaso, un arma de destrucción masiva?
Porque hay veces en las que dejo de creer en nuestra especie, pero luego existen personas que me llevan a otro mundo y me hacer pensar que realmente hay humanidad en el mundo.
Es todo tan confuso.
Joder.
¿Qué tiene que pensar una niña de diecinueve años acerca de la humanidad?
Se admiten sugerencias, tengo activado los comentarios en anónimo.
Qué difícil parece todo a veces, qué difícil parece decir te quiero, o te odio. Qué difícil parece amar a alguien.
O ver amanecer.
O apreciar la propia vida.
¿Por qué?
¿Por qué estamos encasillados en unas normas sociales que satisfacen a un bajo por ciento de la población?
Es difícil definir al ser humano.
Es más, si llegara algún ser de otro planeta y me preguntara ¿cómo sois?, a mí solo se me ocurriría decirle;
somos egoístas.
Pero aunque parezca ser fácil tener unos principios y vivir acorde con ellos, es difícil.
Y tanto.
Porque hemos llegado a un punto en el que tan sólo dejarse llevar ya es un reto.
Qué triste, ¿no?
Sí, es triste...